- De la educación intercultural a la educación transcultural
El objectivo de este discurso es delinear un nuevo modelo de inclusión en la escuela a partir de la nueva conceptualización de la «cultura» entendida como relación entre culturas, propia del modelo de «educación trnscultural», así como se ha delineado en Europa a principios de los 80.
Después de casi cuarenta años de la formulación de la interculturalidad en los programas de la Comunidad Europea (Rey, 1986, pp. 35-47; Perotti, 1986, pp. 72-93), después de tantas experimentaciones, se descubre que la tasa de mortalidad escolar de los estudiantes inmigrantes de primera y segunda generación está aumentando, junto a los fenómenos de desventaja y de exclusión (Moro, 2004; Gorski, 2009; Gavazzi e Zampella, 2009; Ellerani, 2015; OCDE, 2016a; OCDE, 2016b; Ventura, 2012; Malusà e Tarozzi, 2016; Lerin, 2018, Malusà, 2019, 2020).
Dirigida, por un lado, a reconocer las «diferencias» y, por otro lado, a removerlas en una perspectiva «universalista», pero con una fuerte acentuación europeist/eurocéntrica (Palaiologou e Dietz, 2012), la padegogia intercultural ha sido justamente definida una «pedagogia paradójica» (Clanet, 1993, pp. 135-136). Entre las dos tendencias, al final ha prevalecido la universalista, que ha descolgado los inmigrantes de su bagaje cultural y se ha rivelado «asimilacionista», dirigida a transmitir los contenidos culturales del país de acogida (Demetrio, 2003, p. 177).
Según la perspectiva transcultural, la relación entre culturas es intrinsicamente dialógica: nada es nunca completamente «otro»; la identidad es necesariamente «plúrima» (como síngulo y como comunidad). El prefijo trans de transcultural puede referirse tanto a la acción de cruzar o pasar de una cultura a otra, como a la dimensión que se encuentra más allá de todas las culturas, o sea se refiere a lo que puede aunar y, aún, como acción didáctico-educativa dirigida a facilitar la conciencia de que todas las culturas están espuestas a la ibridación y a la contaminación.
Dados los límites de espacio, en esta sede me propongo de inspirarme en los recientes orientaciones emergidos en la filosofía política, en la antropología y en la psiquiatría transcultural para sacar las inferencias pedagógicas necesarias para la praxis educativa dirigida a la formación de los profesores, a la revisión de los curicola, a tejer lazos entre escuela y familias migrantes, para ayudar mejor estos estudiantes, reduciendo su fragilidad escolar y los riesgos tangibles de marginalización y desviación.
- De la identidad a la diferencia
Vivimos en una época transnacional, en la que las fronteras son aún más porosas (Benhabib, 2003). La búsqueda de la identidad non puede identificarse sólo con la nación, con la pertenencia a un país, con la especificidad de una cultura.
A. Appadurai (1996) ha propuesto una antropologia transnacional identificando cinco dimensiones que contribuyen a la difusión de ideas y de informaciones (los panoramas globales): los «etnorami», los «tecnorami», los «finanziorami», los «mediorami», los «ideorami». Estas dimensiones se refieren a la interconexión, pero también a la fluidez y la variabilidad de la identidad de los grupos en las áreas de intercambio global. Desde aquí empieza una relectura crítica del concepto de «cultura» que no está más anclada a la relación considerada indisoluble espacio geográfico/identidad/lengua/etnia/nación.
También para W. Welsh (1999; 2000; 2003) las culturas actuales no son más omogeneas y monolíticas (como las esferas), pero muestran diferentes compenetraciones e interdependencias (que tienen caracter de red). La identidad de los individuos contemporáneos está caracterizada del hecho que combinan elementos de diferente origen cultural.
Entonces,los individuos de hoy sono intrinsicamente transculturales. Esto no aplica sólo para los migrantes sino siempre más oara todos. Las identidades transculturales tienen el ventaja de ser capable de comunicar y conectarse mejor que las «identidades monolíticas» producidas de las prácticas educativas de los estados-naciones, favoreciendo el etnocentrismo y el logocentrismo (Wulf, 2008), porque habitualmente hay superposiciones entre ellos que permiter una comprensión recíproca inicial y que puede ser ampliada en las fases de comunicación siguientes.
La apuesta pedagógica de la transculturalidad es la de realizar las condiciones de la continuidad y de la ampliación de estas fases en el proceso de construción de la identidad de los protagonistas de la educación no empezando de la identidad para llegar a las diferencias sino presentando las diferencias como el verdadero agente del cambio.
- Inferencias pedagógicas
Si se entiende la cultura como una constelación de prácticas sociales y narrativas, donde hay que poner especial énfasis en el proceso, podríamos cumplir un significativo paso adelante y entender la identidad cultural como una interseción de calles diferentes, un mapeo del sí en continua evolución y sujeta a la contaminación y al ibridismo.
La experiencia del migrante evidencia en manera incontrovertible la permeabilidad de las culturas, fruto de complejos diálogos trans e infra territoriales. La presenzia del “extranjero” manifesta un desafío al pensamiento que nos obliga a incluir la identidad como su tracto constitutivo, la relación con la alteridad.
Otro que nos cambia porque representa no sólo un Él, objetivación de nuestras esperas sobre él, para utilizar los conceptos de Buber, pero es capable de ser captado como un Tú que hay que encontrar. Una relación que nos muestra, ante todo, que somos alguen siempre en presencia de otra persona.
Entonces, la transnacionalización afecta a la cultura, llevando la negociación y la co-construcción en la experiencia cultural (individual y colectiva) al centro de las vidas y de las sociedades y ridefiniendo, a lo largo este proceso, la identidad como cruce de más textos. Una polisemía que capta, en la alteridad de usos, costumbres y lenguajes, un orizonte de sentidos diferentes, donados al mundo que, provocadoramente, nos exhortan a volver a coger confidencia con nuestra madera de decir y vivir el mundo.
Como sugiere D.Demetrio, por el lado educativo, hay que:
- Facilitar condiciones idóneas para las cuales los “extranjeros” encuentren el habitat de acogida más adapto;
- Evitar de transmitir la imagen del “pobre” extranjero;
- Proponer temas que recuerden al presigio de las “otras” culturas;
- Valorizar la lengua de los paises de origen;
- Invitar a descubrir que las diferencias existen y representan un elemento positivo;
- Ayudar a identificar estereotipos y perjuicios (también en llave lúdica);
- Presentar temas-guia que se pueden encontrar en las culturas diferentes como el viaje, la peregrinación, la nostalgiam las raices, el extranjero.
Además, en clase es necesario instaurar un clima impregnado de valores como:
- La aceptación del otro, identificado como portador de la dignidad humana común a todos;
- La acogida entendida como verdadera apertura hacia el otro;
- La convivencia, o sea la disponibilidad a aceptar la coexistencia de valores diferentes.
Pero, lo que confirma mejor el aparato transcultural son todas la ocasiones en las cuales el profesor logra promocionar:
- Modalidades de escucha activa (no interrumpir, hacer preguntas de comprensión, saber captar los señales non verbales, las necesidades insatisfechas);
de diálogo (en términos no sólo de aprender a comunicar el propio pensamiento, sino también de saber reconocer y gestionar los propios sentimentos, emociones, sensaciones corpóreas);
de encuentro (como capacidad y posibilidad de contacto auténtico, en el mismo nivel, de persona a persona en el sentido de M. Buber o C. Rogers);
de comparación (lograr a pensar con su propia cabeza, aceptando también la autonomía de pensamiento del otro).
Un partido en el cual las reglas están claras – el respecto recíproco y la relación paritética – pero en la cual, el fin está abierto: puede ser un equilibrio, la victoria de uno y la derrota del otro, pero también la victoria de los dos.
Si entendida y gestionada en esta manera, la rpesencia en la clase de alumnos con diferencias étnicas o cultirales, podría representar una ocasión de enriquecimiento no sólo para todos los alumnos, sino también para el profesor: mejorar los curricola formativos, los estilos comunicativos, la estructura y las finalidades mismas de los percursos de enseñanza. Como recompensa para su mayor compromiso, el profesors incrementaría su propia competenzia profesional y humana. Incluso la incentidumbre se convertiría en un recurso, estimulando a parti no de soluciones establecidas previamente sino de una interrogación, de una necesidad de buscar percursos innovativos.
En última analisis, para actuar intervenciones pedagógicas transculturales apropiadas, es necesario un trabajo de formación centrado en un esquema inverso en comparación con el esquema habitual: para reglamentar la representación de los otros, es necesario actuar, ante todo, sobre la representación de si: la cuestión que surge no es más quien es el otro sino quien soy yo mismo en relación con el otro. Cada problema relativo al otro tiene que ser redoblado con el sobre el “quien soy yo”.
Después la caída del Imperio soviético no existe una única civilización (la occidental), que tiene que ser propagada en todo el mundo y defendida de los ataques exterior. En el mundo post guerra fría se certifica la existencia y el nacimiento de muchas otras civilizaciones no occidentales, en parte nuevas, en parte tanto antiguas y axiológicamente arraigadas como la occidental (como las en Asia oriental, Japón, estados islámicos, religión ortodoxa, sur América). Por esta razón, el mayor desafíodel XXI° siglo es (y será) la de poder gestionar los conflictos de naura religiosa, económica, cultural, social y comportamental que ineludiblemente surgen del contacto y de la convivencia – a veces obligada – entre personas diferentes (como, por ejemplo, en Irak, Istarel, Palestina). Para desempeñar mejor su propio trabajo educativo e instructivo, el profesor tiene que prepararse adecuadamente a la presencia de niños y jovenes inmigrantes. Para cuidarse de ellor, lograr captar riesgos y oportunidades, no significa sólo ayudar a algunos sujetos necesitados a integrarse mejor, sino adquirir competencias y habilidades necesarias para su propia vida privada y profesional: «el otro me mira y me mira otra vez» (Levinas). Una relectura en llave transcultural de los conocimientos enseñados en la escluela y en la universidad consiste en la revisión de los curricola y de los programas de enseñanza escolares (Brunelli, Cipollari, Pratissoli, 2007; Fiorucci, 2008; Luatti, 2009; Santarone, 2012 e 2013).
Algunos ejemplos: en la enseñanza de la historia sería necesario revisionar el tema del descubrimiento/conquista de las Américas (Todorov, 1992; Todorov, Baudot, 1997) y de los encuentros entre los pueblos en la edad de Colombo (Abulafia, 2008); sería necesario reconsiderar la cuestión de las Cruzadas bajo el punto de vista de los históricos árabes (Gabrieli, 1957; Maalouf, 1989), redescubrir la historia misma del Mediterraneo (Braudel, 1977; Riccardi, 1997) como espacio de diálogo y de encuentro entre civilizaciones; sería importante releer la estrecha relación entre Europa y Asia (Goody, 2010), sería necesario revisitar la experiencia colonial italiana (Di Sapio, Medi, 2009; Tomasello, 2004); por lo que se refiere a la enseñanza de geografia hay que pensar en el papel que podría desempeñar la conociencia de otras representaciones cartogr»ficas del mundo como, por ejemplo, la propuesta de Arno Peters (Peters, 1988; Grillotti Di Giacomo, 2008); para la enseñanza de matemáticas (Cappelletti, 2000a e 2000b; Ascher, 2007; Supino, 2008) y de filosofía (Bernal, 1997; Melchiorre, 2014; Nkafu, 2003) hay que pensar en las diferentes influencias culturales que han causato su desarrollo, ecc; para la música hay que pensar en la dimensión cultural del jazz, del blues y de la world music; para la economía hay que pensar en las fuertes correlaciones existentes entre migraciones y globalización económica; para el derecho hay que pensar al tema de la “ciudadanía”.
A la luz de esto, podemos afirmar que:
- El profesor/educador/operador transcultural es un operador de frontera;
- La transcultura representa una modalidad, un versus, una dirección, un pensamiento, un proceso a construir y no sólo a definir inventando “nuevas técnicas conoscitivos”;
- El tercer milenio puede convertirse en una posibilidad/ocasión para que fronteras y aduanas no se hagan obstáculos a lor procesos conoscitivos.
Porque, al final, la cultura es las culturas