Seguimos viviendo en una época en la que la guerra es un instrumento para restringir la libertad de los pueblos y resolver conflictos entre naciones.
Sin embargo, en 1986, en Reikiavik, gracias a la valiosa contribución de Gorbachov, la posibilidad de una reducción progresiva del armamento nuclear y convencional comenzó a abrirse paso en el imaginario de la política internacional. En los años siguientes, esa posibilidad se convirtió en algo concreto, pero la esperanza de que se hubiera iniciado un proceso irreversible se extinguió con el cambio de milenio.
La actual guerra en Ucrania ha empeorado aún más la situación al volver a plantear en el debate internacional la posibilidad concreta de un conflicto nuclear en el contexto de una tercera guerra mundial.
Ante la condición de total incertidumbre que nos toca vivir, los múltiples análisis que se plantean para describir el panorama geopolítico no permiten vislumbrar una superación de las doctrinas que legitiman el expansionismo y la hegemonía de unos Estados sobre otros, dentro de una lógica de absoluto pragmatismo en la que la fuerza militar reduce la complejidad de las relaciones internacionales.
Si en 1986 creíamos que el límite representado por la guerra estaba destinado a ser superado, hoy nos damos cuenta de que ese límite está todavía por delante y nos obliga a repensar las formas a través de las cuales las naciones pueden iniciar un desarme progresivo e irreversible e implementar mecanismos efectivos de resolución pacífica de conflictos.
Por ello, el Simposio pretende reunir y presentar contribuciones que describan las ideas sobre las que podemos avanzar en esa dirección.
Mas información sobre la presentación de ponencias la encontrará en: https://www.cmehumanistas.org/es/convocatoria-presentar-ponencias
