Apuntes para una Agenda climática Latinoamericana hacia un futuro querido

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Ponencia presentada en el Conversatorio de la Red humanista de Ecología Social, Economía y Cambio Climático el 23 de febrero del 2021 por Doris Balvín1.

Gracias por estar aquí en este ciclo de conversatorios que venimos promoviendo como Red de Ecología social, economía y cambio climático dada la necesidad de abrir el debate sobre la postura humanista de la ecología social. En este caso para ir perfilando una agenda climática para nuestra región latinoamericana desde nuestro punto de vista.

La oportunidad de hablar en este espacio sobre la necesidad de una Agenda climática latinoamericana me ha llevado a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la región para dar pasos seguros hacia la construcción de la Nación Humana Universal. Colocado así el horizonte he revisado el marco en el cual se vienen dando las discusiones globales sobre el tema en las Naciones Unidas, los denominados compromisos climáticos y en particular los presupuestos detrás de dichos compromisos, en que derivan, así como cuáles son sus limitaciones para finalmente esbozar algunas rutas orientadas a construir una agenda común.

En el contexto de la pandemia del coronavirus, los países de la región acaban de suscribir un Acuerdo Regional conforme al cual hacen un llamado a integrar la dimensión ambiental en  sus planes de recuperación para paliar las consecuencias del COVID-19, a promover el uso responsable y sostenible de los recursos, “…así como una reactivación resilente de la economía, con inclusión social y medidas que tiendan a reducir la huella de carbono.2  Este acuerdo queda en el terreno de lo ambiguo en tanto no cuestiona el sustrato de fondo que ha llevado a la humanidad a enfrentar esta crisis existencial que representa el CC, no cuestiona el modelo que economía productivista y consumista de crecimiento más allá de los límites ecológicos que pone en el centro el dinero por encima del ser humano.

La región latinoamericana centra su economía principalmente en la extracción de recursos naturales y agrícolas que son actividades económicas de baja productividad y alta en huella de carbono. Al respecto la CEPAL señala que uno de los factores internos que afectan el comercio exterior especialmente en América del Sur es su “estructura productiva y exportadora anclada en productos primarios”3 ; y lo más delicado es que aún en el 2019 el 40% de las exportaciones de América Latina correspondían a minería, petróleo, gas, productos agrícolas y pesqueros4. Precisa además la CEPAL que la huella de carbono de países de la región intensivos en recursos naturales es superior a la de aquellos “…cuyas exportaciones se concentran en manufacturas intensivas en tecnología y servicios…  los cuales “…muestran una menor intensidad de emisiones…”5  y que el sector con más alta intensidad relativa de emisiones es el sector minero y sus manufacturas, “…en comparación con el sector agropecuario y la agroindustria.” 6 
En este panorama regional el caso peruano es uno de los más dramáticos pues casi el 90% de nuestras exportaciones corresponden a productos primarios y dentro de estos el 65% a minería, petróleo y gas7 y el 24.6% a productos agropecuarios y pesqueros. Estamos atados a una economía primario-exportadora que tiene la tendencia a bajar su productividad y un mayor impacto en nuestra huella de carbono. Esta realidad nos debiera llevar a repensar el rol que cumple la extracción de recursos naturales en la economía de la región en el contexto de emergencia climática, sus consecuentes efectos en conflictos socioambientales, su decreciente productividad y su huella de carbono. 

Con relación a la agroexportación según la CEPAL “…de las 4,6 gigatoneladas estimadas de CO2 equivalentes emitidas en América Latina y el Caribe en 2012, más de la mitad se asociaron con la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.”8 ello quiere decir que tampoco la perspectiva de incrementar nuestras agroexportaciones en el futuro presionando por cambios en el uso de los suelos sería una alternativa conveniente. Además, la agroexportación debiera también considerar la huella de carbono relacionada al transporte aéreo de carga través del cual se transportan flores, fruta fresca, etc. y que curiosamente ha seguido operando aún en los momentos más restrictivos del cierre de fronteras por la pandemia.

Frente a esta realidad ¿Qué están haciendo nuestros gobiernos? Veamos, el ejemplo peruano. La agenda climática en el Perú está dirigida al cumplimiento del Acuerdo de París de mitigación y adaptación al Cambio Climático (CC) en específico a cumplir con sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas mediante las cuales se compromete a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero basándose en un escenario “si todo sigue igual” . Entre estos propone reducir gases efecto invernadero derivados del cambio en el uso del suelo solo en 12%, cuando este sector aporta el 50% de gases efecto invernadero; y no propone reducir emisiones derivadas de la actividad agrícola. Lo que es peor aún es que elegir la opción de trabajar sobre un escenario “de todo sigue igual”9 implica que el Perú ha optado por no hacer ningún tipo de cambio en su matriz productiva. 

El argumento detrás de estas decisiones estaría en que como países del sur tenemos “derecho a seguir creciendo” pues nuestro muy lento ritmo de crecimiento agregaría, en el caso peruano, solo un 6% a las emisiones acumuladas al 2090. Así lo sustenta el estudio “Balanceando el clima con los objetivos de desarrollo”10. Este tipo de argumentos no toman en cuenta la realidad de la crisis climática y retroalimentan el circulo vicioso del modelo económico que ha llevado a la humanidad a esta crisis. Seguir manteniendo la misma matriz productiva incrementando, por ejemplo, en los casos peruano y chileno, nuestras exportaciones de harina de pescado hoy utilizados para alimentar pollos y cerdos es seguir sosteniendo un modelo económico basado en la agroindustria intensiva que es también parte importante del incremento de gases efecto invernadero. De igual modo los países productores de soya transgénica como son el caso de Brasil, Argentina y Bolivia (en las praderas y en el bosque húmedo) son también parte importante de este incremento de gases efecto invernadero por el cambio de uso de suelo; estas son actividades que presionan sobre el bosque húmedo clave en la regulación del agua y el clima de la región lo cual no debería ser soslayado por nuestros gobernantes. 

Entonces ¿que corresponde hacer frente al CC en países como los nuestros? ¿limitarnos a cumplir nuestra parte? ¿dejar de alimentar la rueda que en automático permite el funcionamiento del sistema que está llevando a la destrucción a la especie humana sobre la tierra? 

Configurar una agenda climática desde el punto de vista humanista de la ecología social implica responder a estas interrogantes produciendo cambios sustanciales que pongan por delante: el trabajo frente al gran capital; la democracia real; la descentralización, la antidiscriminación, la libertad, y el sentido de la vida11. En particular en Latinoamérica ello implica además tener en cuenta nuestras fortalezas como región para dar forma a una agenda climática que nos ayude a transitar hacia la Nación Humana Universal. Aquí un bosquejo de algunas ideas fuerza que pueden orientar nuestro diálogo:

1. Profundas transformaciones institucionales abriendo un amplio debate sobre las prioridades de la región para superar la crisis climática y que fortalezcan la vida en comunidad medidas basadas en la democracia real y la descentralización en la toma decisiones y que se concreten en un acuerdo ecológico y social que garantice la vida humana y la biodiversidad. Ello requiere de medidas concretas como:
- En el caso peruano un Pacto ecosocial que concrete los nuevos arreglos institucionales en una nueva Constitución ampliamente debatida y consensuada que reoriente la estructura del Estado de lo sectorial a lo territorial; que garantice la salud y la educación gratuita y de calidad; y que reconozca el agua como derecho humano no transable en el mercado, así como los derechos de la madre tierra.
- Normas y políticas públicas que establezcan claramente la descentralización del poder y la toma de decisiones democráticas en base a la zonificación ecológica y económica y el ordenamiento ambiental de las actividades que se desarrollan en el territorio. Por ejemplo, que los sectores del Estado propongan sus carteras de proyectos en los espacios territoriales y que estos se prioricen en diálogo abierto con las poblaciones locales y comunidades campesinas e indígenas con la participación informada de los actores locales y regionales según corresponda.

2. Pasos seguros hacia una economía post extractivista que requerirá de un rol activo del Estado para promover la innovación tecnología e incentivos a iniciativas que generen cadenas de valor a partir de nuestra biodiversidad y a industrias limpias, reduciendo nuestra dependencia en una economía primario-exportadora. Una economía basada en el desarrollo productivo y que desincentive la especulación financiera y que se base en el diálogo con los actores sociales, el empresariado y con los gobiernos de los otros países de la región. 
- Desarrollo activo de la ciencia y tecnología limpias puestas al servicio de la vida articulando iniciativas de las universidades, los centros de investigación, gobiernos locales y regionales y al sector privado a los saberes de las comunidades originarias (depositarias de valiosos conocimientos).
- Dejar el petróleo bajo tierra en la Amazonía y de promover la explotación petrolera en el zócalo continental incentivando iniciativas y promoviendo convenios de cooperación orientados a recuperar el bosque húmedo a cambio de dejar extraer el petróleo. 
- Cambios en la estructura productiva primario-exportadora, definir metas concretas para reducir nuestra dependencia de las exportaciones mineras, del petróleo, el gas y la harina de pescado e incentivando la innovación científica y tecnológica con apoyo dirigido al emprendimiento de la micro, pequeña y mediana empresa.
- Reconversión progresiva de la industria de harina de pescado incentivando la innovación tecnológica orientada al desarrollo de productos de consumo humano directo y desincentivando la producción de harina de pescado orientada a la alimentación de animales reduciendo sistemáticamente las cuotas de captura.
- Reconversión progresiva de la producción agropecuaria extensiva con alternativas silvopastoriles por su triple ganancia mayor productividad, beneficio para los animales y reducción del impacto ambiental12; las mismas que permiten mantener los ciclos energéticos y enriquecen la superficie de los suelos con el compost al aportar equilibrio a los suelos y favorecer la fijación del carbono. 
- Reducir la producción de cerdos y pollos dejando de alimentarlos con soya, cereales y harina de pescado13. Estas medidas permitirían reducir también el transporte de cereales y dejar de utilizar la harina de pescado como alimento de animales.

3. Cambios en nuestra matriz energética transformando totalmente nuestra matriz energías limpias como la solar, eólica, el hidrógeno verde, etc. A la par que eliminamos nuestra dependencia de la exportación de petróleo y gas. Con medidas como:
- Eliminar la dependencia de la compra de petróleo porque nuestra balanza de pago es deficitaria cambiando nuestra matriz energética y nuestro parque automotor a energías limpias. 
- Reconvertir los organismos que promocionan las inversiones petroleras en nuestro país orientándolas la promoción de la inversión en energías limpias. Así mismo emprender la tarea de reconvertir a las empresas estatales de producción de energías fósiles hacia empresas de energías renovables no convencionales así como al emprendimiento local de acceso a la energía para todas y todos. 
- Reducción del uso de movilidad innecesaria con alternativas como la ampliación del teletrabajo, de la infraestructura local para el uso de movilidad alternativa (bicicleta, paseos peatonales, etc.).

4. Desarrollo de economías locales fuertes basadas en nuestra tradición de culturas milenarias en la domesticación de las semillas. Conocimiento ancestral que proviene del manejo creativo de nuestra biodiversidad y que ha sido guardado celosamente por nuestras comunidades andinas, amazónicas y mesoamericanas. Estos saberes pueden ser una oportunidad para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria y el cambio de timón requerido frente al extractivismo. Ello requerirá de políticas locales de: 
- Promoción de la pequeña agricultura incentivando su reconversión a la agroecología, con apoyo estatal y municipal y fondos de innovación tecnológica para darles valor agregado. 
- Fomento al emprendimiento cooperativo de iniciativas orientadas al fortalecimiento de economías locales fuertes provenientes de la biodiversidad cultivada como a las iniciativas de gestión de la salud comunitaria con recursos provenientes de las plantas medicinales.

5. Modificaciones sustantivas en la estructura tributaria y reorientación del presupuesto nacional al fortalecimiento de la democracia (con medidas como la Rentra Básica Universal e Incondicional y Suficiente, el cuidado, la salud y la educación pública y gratuita de calidad). Solo será posible hablar de democracia con ciudadanos libres para ello se necesitará igualmente poner límites a la concentración de la riqueza por lo que deberá establecerse además la renta máxima.
- Establecimiento de la RBUIS que permitirá a la población ganar en libertad y creatividad. 
- Determinación de un impuesto a las grandes fortunas abrirá el camino a la construcción de la democracia hoy coptada por los grupos de poder económico.
- Reducción progresiva del armamento hasta dejar que la guerra sea una forma de administrar los conflictos. Reorientando dicho presupuesto y el rol de las fuerzas armadas a la seguridad nacional, la educación, la salud, el cuidado, la lucha contra el narcotráfico, la minería ilegal, la tala indiscriminada de madera en la Amazonía y la protección de la biodiversidad.

6.  Administración económica y culturalmente sustentable del bosque húmedo. La región Amazónica mantiene altísimos activos biológicos y cuenta con una gran diversidad de culturas con conocimiento y manejo del bosque que han aprendido a utilizar sus ventajas y se sostienen del mismo. Tenemos la oportunidad reencontrarnos con nuestra identidad respetando la autonomía de los pueblos originarios que poseen estos conocimientos que deben ser protegidos y promovidos y de proteger la Amazonía, recordemos que los científicos afirman que la Amazonia es clave en la regulación del clima y el agua-. En este contexto se requiere:
- Medidas dirigidas a parar la destrucción del bosque nativo y su restauración eliminando progresivamente el monocultivo, la explotación ganadera y los sembríos de soya. Estas son tareas que deberán estar en la agenda de nuestros países.
- Orientar la investigación científica y tecnológica a la recuperación de los saberes de los pueblos originarios en diálogo con ellos y respetando sus derechos de propiedad intelectual.
- Dada sus características geográficas y su cultura ancestral la Amazonía es una fuente inagotable de atractivos para el turismo especializado.

7. Cambios sustantivos en los paradigmas culturales vigentes los mismos que hoy nos hacen súbditos del dinero y en particular gran capital financiero. Para salir de ello requerimos de transformaciones personales que nos lleve a darnos cuenta del real sentido que anima nuestras vidas. Como refiere Silo frente a la resignación, la complicidad, el absurdo se abre la posibilidad de dar sentido a nuestras vidas14  y de esta manera superar el abismo que hoy se abre para la humanidad frente a la crisis climática. Son las nuevas generaciones las que desde una nueva sensibilidad dan la voz de alerta y vienen luchando tenazmente de forma creativa y no violenta para que esto cambie.

Estamos enfrentando una emergencia global, lo que ocurre en un lugar del planeta repercute en el resto. Es el caso del Covid 19 entra a los seres humanos por la presión sobre la vida silvestre en China. Es claro que el modelo de sociedad que hemos armado sirvió para una época, pero ahora en el Siglo XXI nos ha quedado chico. La violencia que el modelo ejerce contra la naturaleza va en dirección contraria a la relación armónica que el ser humano necesita mantener con el ecosistema que sostiene la vida es claro que requerimos producir un cambio radical de timón. Los humanistas cuyo interés está centrado en la armonización de la estructura sicofísica en función de la vida para garantizar nuevas transformaciones evolutivas nos reafirmamos en que ello es posible y nos sumamos a todas aquellas iniciativas que se vienen dando en la misma dirección.

Notas:
1. Abogada, Mg. en gestión Ambiental Urbana, activista en ecología social, es parte del Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización, Coordinadora de la Red de actividades más allá del Cambio Climático y colaboradora de Pressenza Internacional.
2. Econoticias.com, 2021, “Los retos medioambientales de LATINOAMERICA para los próximos años”, 5 de febrero 2021, https://www.ecoticias.com/eco-america/207634/retos-medioambientales-LATINOAMERICA-proximos-anos (recuperado el 08-02-2021)
3. CEPAL,2019, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe”, (LC/PUB.2019/20-P), Santiago, 2019, pág. 68.
4. CEPAL,2019, ya citado pág. 70.
5. CEPAL, 2019, ya citado pág 12.
6. CEPAL,2019, ya citado, pág. 20
7. Banco Central de Reserva del Perú, https://estadisticas.bcrp.gob.pe/estadisticas/series/mensuales/resultados/PN01487BM/html 
8. Gligo, N y otros, 2020, “La tragedia ambiental de América Latina y el Caribe”, Libros de la CEPAL, N° 161 (LC/PUB.2020/11-P), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pág. 20.
9. Escenario “business as usual” BAU por sus siglas en inglés.
10. Exposición de Eduardo Calvo, en el Panel “La nueva agenda climática retos globales” donde hace una simulación al caso peruano basado en dicho estudio. Ver: https://www.facebook.com/ceiam.unmsm/videos/829680054546842 (revisado el 17-02-2021)
11. Silo, 1991, “Cartas a mis amigos”, Graphomanía, S.L, Madrid esta edición 1994, pág. 150.
12. Chará J., Reyes E., Peri P., Otte J., Arce E., Schneider F. 2019. Silvopastoral Systems and their Contribution to Improved Resource Use and Sustainable Development Goals: Evidence from Latin America. FAO, CIPAV and Agri Benchmark, Cali, 60 pp. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGOFAO, 2020. 
13. Discurso de apertura “En diálogo con la Naturaleza” exposición de Anet Spengler Neff, en la Conferencia “Respirando con la crisis climática, ecológica, social y espiritual”, el 14-02-21,  www.fbil.org
14. Silo, 1991, ya citado.