[ Fulvio de Vita. 2009 ] La crisis que estamos vivendo toca todos los ámbitos del quehacer humano. Se le han dado muchos nombres a esta crisis: crisis economica, crisis entre culturas, crisis energética, crisis de valores, crisis espiritual, etc.
Pero creo sea importante observar que a la base de todas estas crisis reside una actitud de violencia con la que muchos seres humanos e instituciones siguen enfrentándose a los grandes cambios que están ocurriendo en estas épocas.
La gran riqueza de culturas que se extienden en nuestro planeta, por primera vez en la historia interconectadas entre sí, nos ofrece una gran oportunidad de avance. Por primera vez estamos frente al nacimiento de una grande cultura planetaria, de una nueva civilización compuesta por las diversidades y la riqueza de todas las culturas actuales. Sin duda un gran cambio.
Sin embargo, las actitudes violentas en la política internacional, en la economía, en el trato personal, en el encuentro con otras culturas, hace que el encuentro pase a ser un enfrentamiento, que el diálogo pase a ser una guerra. Así asistimos, sin saber bien qué hacer, al despliegue de una gran violencia en todos los campos. Asistimos al aumento de los arsenales nucleares, más poderosos y sofisticados que en el pasado, al aumento de los monopolios economicos, al aumento del enfrentamiento entre culturas diversas; al aumento de la violencia en nuestras ciudades y hasta en los ámbitos familiares.
Los humanistas decimos entonces que lo que está en crisis no es tanto la economía, la política, las culturas, los jóvenes y los valores, sino, más bien, tenemos que tomar conciencia que lo que está profundamente en crisis es la actitud de violencia que arrastra en su espiral a todos los ámbitos.
En este momento de gran cambio y de gran posibilidad de avance histórico, la única salida es modificar la propria actitud, la actitud de los estados, de los políticos, de los grupos económicos, y elegir la No violencia como necesidad verdadera de cambio en el rumbo de los acontecimientos.
Para el Humanismo Universalista, la Noviolencia no es una simple negación de la violencia, no es una simple reacción a un acto violento, no es sencillamente estar “en contra” de algo como acto reflejo. Es una actitud de búsqueda del conocimiento, de disponibilidad hacia los demás, de apertura y de confianza en el futuro. No es solo una actitud reactiva, sino más bien una actitud activa, así como activa es la conciencia humana.
Es necesario tomar conciencia de que la actitud que nos proyecta hacia un futuro abierto y luminoso es la de la noviolencia, y que la violencia, por lo contrario, nos empuja hacia un futuro obscuro y absurdo.
Después de un largo recorrido, el ser humano, los pueblos, las culturas, las civilizaciones, se encuentran en el momento de decidir. Luego de miles y miles de años en que la violencia estaba integrada en nuestros paisajes, nos damos cuenta de que ha llegado el momento superar al pasado.
Superar al pasado no quere decir olvidarse. Ni quere decir perseguir la venganza. Y tampoco quere decir perdonar en una especie de juego de roles donde hay alguien que perdona y otro que tiene que ser perdonado.
Superar al pasado quere decir reconciliación y convergencia de todas las culturas en una aspiración común. Quiere decir reconocer en el otro lo mejor, reconocer la riqueza de las otras culturas como elemento fundamental para avanzar, reconocer mutuamente los momentos humanistas que cada civilización ha tenido en su historia, momentos cumbres en el conocimiento y en la espiritualidad, donde el ser humano era lo central y la regla más importante era lo que se ha llamado en distintas épocas la Regla de Oro: “Trata a los demás como quieres que te traten”.
Una reconciliación verdadera que solo es posible cuando se abre un dialogo real y cuando ésta sea la causa de los hombres y mujeres valientes.
Así es que, ya desde hace algunos días, un grupo de estos hombres y mujeres ha comenzado en Wellington, Nueva Zelandia, el más grande evento en la historia de la humanidad a favor de la Paz y de la Noviolencia.
El 2 de octubre la Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia ha comenzado su recorrido que durará tres meses, hasta el 2 de enero 2010, recorriendo las más grandes ciudades de Oceania, Asia, Europa, América del Norte y del Sur, para concluirse a los pies del Monte Aconcagua, en Argentina.
Una marcha, sostenida y apoyada por los humanistas de todo el mundo que, junto a millones de personas, están clamando por la apertura de un nuevo dialogo y creando una nueva conciencia. Diálogo basado en la No violencia, en lo común que hay en las culturas, en una espiritualidad profunda.
Por parte nuestra, nos hacemos responsables de traer hasta aquí el mensaje de esta gran marcha, para pedir, como primer paso para que este diálogo sea posible, el desarme nuclear a nivel mundial y el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados.
Para concluir quiero recordar las palabras de Silo, en discurso dado en el 2005: “En algunos momentos de la historia, se levanta un clamor, un desgarrador pedido de los individuos y los pueblos. Entonces, desde lo Profundo llega una señal. Ojalá esa señal sea traducida con bondad en los tiempos que corren, sea traducida para superar el dolor y el sufrimiento. Porque detrás de esa señal están soplando los vientos del gran cambio.”
Leída en el "World Public Forum - Dialogue of civilizations", Rodas, octubre 2009.